martes, 2 de febrero de 2010

Ney rosauro

Hoy les presento a otro gran percusionista su nombre Ney Rosauro...


"El público brasileño no suele premiar a sus mejores músicos y compositores sinfónicos con las casualidades del éxito. También la crítica (¿aún existe?), en el momento en que la propia supervivencia de la música erudita, en su sentido literal, es cuestionada, mucho menos se interesa verdaderamente por el asunto en los medios de comunicación. Así, en parte, es posible explicar porque Ney Rosauro, percusionista, compositor y pedagogo, nacido en Río de Janeiro en 1952, haya desarrollado una sólida carrera profesional en el exterior, aunque manteniendo su aprecio a las raíces culturales brasileñas, lo que sublima en sus obras.


Las múltiples vertientes de Ney Rosauro –que hoy se dividen entre conciertos en Europa, Asia y América, donde es considerado uno de los más originales e inventivos percusionistas de este planeta sinfónico (¿también en extinción?), y la Universidad de Miami, donde es director de estudios y postgrado– desembocan en pura música.

El resultado de todo ese dinamismo es sorprendente: ya ha participado en incontables festivales de percusión y cursos; ha presentado conciertos solo o acompañado de orquestras en más de veinticinco países; su Concierto para Marimba y Orquestra ha sido representado por cerca de 800 orquestras en los cinco continentes; escribió más de 50 piezas y métodos didácticos para instrumentos de percusión; trabaja, internacionalmente, como contratado especial de empresas del porte de Yamaha, además de Vic Firth, Sabian, Contemporanea y Malletworks. Recientemente, ha desarrollado y firma, bajo el encargo del fabricante, una línea especial de baquetas. Es una marca global.

Ney Rosauro administra su propia obra –en Brasil, eso significa que es un «independiente», que no está sujeto a ningún sello distribuidor, ni posee contrato de exclusividad con ningún «pulpo multinacional», como se decía en el pasado. Además, al hablar de él, quiero constatar que nuestra amistad es casi cincuentenaria, y surgió en la serena y arbolada calle Marquês do Pombal, en el cruce con Coronel Bordini, en Porto Alegre, en el paralelo 30 de Rio Grande do Sul.


Hace unos días nos reencontramos, tras un afectivo y relajado concierto, en los bastidores del Teatro São Pedro, en pleno invierno de la capital gaucha. En el palco, aprovechamos para citarnos la tarde siguiente en un café del Parque da Redenção, ocasión en la que también estaban el músico Roberto Marcon y Luiz Fernando Las-Casas, hoy diseñador en Brasilia. Los dos últimos participaron en la formación artística de Ney Rosauro, y fueron queridos compañeros cuando éste aún se dedicaba al bajo eléctrico, y adoraba, por encima de todo, los Rolling Stones, Beatles, Cream, Steppenwolff, Byrds y Mutantes.

Más tarde, en Brasilia, Ney Rosauro se decidió por la percusión y optó por los caminos de la enseñanza y de la composición erudita. Acabó rompiendo con la llamada «vanguardia» que, en la época, ejercía despóticamente su dominio en los medios académicos. Tal autocratismo, y no podía ser otro el resultado, sirvió para alejar al público, que rechazó la música experimental (no sólo en Brasil). Ya en Alemania, Ney Rosauro sesgó en dirección contraria. Trató de extender puentes para romper el aislamiento y, para eso, miró principalmente hacia Brasil y su cultura popular. Después, y era inevitable, ya lo presagiábamos, se transformó en un singular pedagogo y trotamundo de todas las sinfonías, el exacto opuesto del opuesto..."

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